
Como millones de personas en todo el mundo, Guido armó este ocho de diciembre el arbolito de Navidad. Pero el suyo es muy distinto a todos porque tiene un diseño y una decoración exclusivos. Lo ubicó en el hall de su edificio a modo de protesta y para que los vecinos sintieran su enojo.
El joven vive en el primer piso junto a su su pareja Daiana y Greta, la hija de ambos, una beba de ocho meses. Hace un año que se mudaron allí y están cansados de que el patio de su departamento se haya transformado prácticamente en un basural a cielo abierto. Tomaron algunas medidas, pero le sigue “lloviendo” cosas.
A la mañana, a la tarde y a la noche Guido y su familia ve cómo en el patio de su casa caen cosas que los vecinos que viven en los pisos de arriba “tiran” o se les “caen”. Son distintos elementos.
Encontró hisopos, una copa de cristal, una estructura metálica, broches para colgar la ropa y hasta un escobillón. Con todo esto armó un arbolito de Navidad muy original que ubicó en el hall del edificio acompañado de un mensaje muy claro.
Tenga cuidado. Pusimos una red de contención y siguen tirando cosas. Tenemos una bebé y queremos que no ocurran daños mayores”, fue el final del mensaje.
Lo cierto es que en el lugar donde ubicaron el arbolito es paso obligado de todos los vecinos, que de esta manera ya fueron alertados. “A veces cae agua porque riegan las plantas o baldean el balcón. Un día parecía que había nevado, porque el patio apareció cubierto de las piedritas que usan los gatos para hacer sus necesidades”.
El joven elevó la queja al consorcio, a la administración y a los consejeros del edificio. pero depende de la buena voluntad de la gente y que sean más cuidadosos.